Creo que ya comenté en algún texto anterior que nunca tuve Playstation. Como todos los niños nacidos entre 1985 y 1992 more or less, me moría por pasar tardes interminables en mi lúgubre habitación al margen de todo lo que pasaba más allá de mis 32 bits de felicidad. Pero mi madre se oponía. Nunca he sabido exactamente por qué. Nunca ha tenido un moral especialmente estricta. Supongo que se debía más a temas prácticos como el hecho de que nuestra Tv no tenía euroconector donde conectar el aparato. Y desde luego, no me iba a comprar una tele aparte del dineral que costaba en aquel entonces la consolita del demonio. Después de varios años (si no recuerdo mal la Play salio en 1996) puedo decir, con mucha vergüenza y con temor a recibir varios capones virtuales, “gracias mamá”.
Sí, vale, me aburrí mucho en esos años en los que los demás niños se divertían aporreando botones. Y para más inri, no había otro tema para hablar en clase. En esa época me dediqué a leer todo lo que se me ponía por delante. Y a pensar. A imaginar cosas que desde luego no son propias de un niño de ocho años. Eso me convirtió en la persona que soy hoy (amén). Y doy gracias. Porque siempre podré pensar que podría haber sido muchísimo peor. Conociéndome ahora (tambaleándome entre la mediocridad y vete a saber qué), Dios sabe que podría haber pasado si hubiera tenido la opción de darle al On a la Play para darle al Off a mi cabeza.
Hay infinidad de cocos desperdiciados por una vida llena de horas entretenidamente estériles. Mentes que se pusieron a la altura de los 16, 32, 64, 128 bits de su máquina. Que gran parte de lo que recuerdan se puede meter en unos cuantos KB y un par de millones de polígonos. También están los que decidieron infrautilizar su mente en analógico. Fútbol, básquet, tenis, Formula 1, Moto GP, fútbol, ciclismo, fútbol. Todo esto aderezado con salsa patriótica. Todo pasatiempos para abrir los ojos y desconectar la mente. Muy peligrosos en grandes cantidades. Tan peligrosos que a veces nos desconectan de los pasatiempos que sí nos incluyen a nosotros.
Escribir, pintar, cantar, componer, tocar, bailar, dibujar, follar (¡Oh, no! ¡Ha dicho follar!), actuar, fotografiar (seguro que se me olvida algo). Todo ello requiere que saquemos un pedazo de lo mejor de nosotros, o de aquello que se acerca a lo bueno que tenemos. Nos enseña. Nos enriquece. Y nos exige experiencia. Necesitamos haber vivido antes para hacerlo cada vez mejor. Será por eso que la mayoría de las cosas que hay la lista se me dan tan mal. Asi que me voy a la calle a vivir un rato, que quiero pasar ya de pantalla.
Sean felices, que el verano no es eterno
Ser Romero
Ser Romero
1 comentario:
Gracias señora mama del sergio ;) xDD
Yo de la play no pase del final fantasy 7 y del resident evil 2, por lo demas tengo una play2 que la tengo porque me la regalaron con internet y que volvi a jugar el sabado durante 30 minutos al singstar con una amiga despues de cosa de 1 año casi sin tocarla xD
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