jueves, 21 de agosto de 2008

Internet en nuestra casa

Siempre he pensado que la ducha es un gran lugar (o un gran momento) para reflexionar distraídamente, por si se desparrama alguna idea por el jabón que cae de nuestra cabeza. De hecho, si formara parte del departamento de Marketing de Pantene propondría inventar una nueva propiedad que se describiría así: “Brilla tu cabello, y tu mente. El Nuevo Pantene SojaMens (porque hoy todo es gracias a la soja) crea un efecto masaje que estimula el cerebro”. Bueno, después de este enjabonado inciso, voy a lo que voy.
Encontrábame yo en la ducha y entre todas las chorradas que se le pasan a uno por la cabeza (“he de cortarme el pelo”, “un poco de agua fría”, “no saldría de aquí en la vida”, “en realidad no es tan pequeña…”) me quedé con la mas gorda: “¿la convivencia hace que naveguemos menos por Internet?”. No, no me refiero a la convivencia con papá y mamá. Eso no es convivencia. Es verse a la hora de comer en la mayoría de los casos. Me refiero a alguien con quien realmente hayas decidido compartir vida (pareja, matrimonio, fuckfriend, amigo, amiga, desconocido y misterioso erasmus…).
Pensadlo. Cuando vives con alguien a quien realmente te gusta encontrar cuando llegas a casa, se suelen hacer más actividades en común que individuales (pensad un poco más allá de lo primero que se os ha ocurrido). Una de ellas es ver la tele. Y por eso es que aun seguirá viva mucho tiempo. Porque a pesar de que no es el entretenimiento perfecto, esta enfrente del sofá o de la cama, solo requiere apretar un par de botones y si no te gusta lo que ves, puedes criticarlo con el de al lado.
Ahora pensad en Internet. No se si habéis experimentado alguna vez lo terrible que es estar en un grupo de amigos con YouTube delante. Todos dicen a la vez “mira, os voy a enseñar una cosa”, entre muchos intentos de apoderarse del teclado en forma de "a ver, a ver, dejame que...". Y así se pasan horas. Y al final todo se ve a medias porque todo el mundo se interrumpe enseñando o buscando otras cosas. Es algo parecido a una conversación. “Yo aporto esto”, “Pues yo esto” y “Coño, dejadme aportar de una vez”. Esa es la dinámica.
En un texto sobre el futuro de la comunicación de masas, dije que gracias a Internet, el público pasaría de ser “espectador” (consume lo que le echan y si no le gusta apaga y en paz) a “buscador” (busca si lo que quiere consumir está en la red). La busqueda es una tarea esencialmente individual. Cuando no lo es, es fácil que sea más lenta y que acabe derivando a un ítem distinto al original. Por ello, pienso que Internet como entretenimiento es una actividad esencialmente individual. Pero, ¿Por qué?
Por que el PC es demasiado P. Personal para los que se están rascando la cabeza. Es de manejo individual y de visualización incómoda para más de dos. No sé que soluciones se podrían adoptar para que Internet sea un verdadero entretenimiento colectivo como lo es la Tv hoy. Por lo pronto, lo único que se me ocurre, es que hay que diversificar sus plataformas. ¿A quien no le gustaría poder navegar en compañía desde el sofá de caa, con un elegante LCD de 40 pulgadas, una interface agradable y simplificada (enfocada únicamente al entretenimiento) home cinema, un mando con sensor de movimiento tipo Wii y un discreto teclado escamoteable en la esquina del sofá? Pues eso.

Sean felices

Ser Romero

lunes, 18 de agosto de 2008

Menos play es más play


Creo que ya comenté en algún texto anterior que nunca tuve Playstation. Como todos los niños nacidos entre 1985 y 1992 more or less, me moría por pasar tardes interminables en mi lúgubre habitación al margen de todo lo que pasaba más allá de mis 32 bits de felicidad. Pero mi madre se oponía. Nunca he sabido exactamente por qué. Nunca ha tenido un moral especialmente estricta. Supongo que se debía más a temas prácticos como el hecho de que nuestra Tv no tenía euroconector donde conectar el aparato. Y desde luego, no me iba a comprar una tele aparte del dineral que costaba en aquel entonces la consolita del demonio. Después de varios años (si no recuerdo mal la Play salio en 1996) puedo decir, con mucha vergüenza y con temor a recibir varios capones virtuales, “gracias mamá”.
Sí, vale, me aburrí mucho en esos años en los que los demás niños se divertían aporreando botones. Y para más inri, no había otro tema para hablar en clase. En esa época me dediqué a leer todo lo que se me ponía por delante. Y a pensar. A imaginar cosas que desde luego no son propias de un niño de ocho años. Eso me convirtió en la persona que soy hoy (amén). Y doy gracias. Porque siempre podré pensar que podría haber sido muchísimo peor. Conociéndome ahora (tambaleándome entre la mediocridad y vete a saber qué), Dios sabe que podría haber pasado si hubiera tenido la opción de darle al On a la Play para darle al Off a mi cabeza.
Hay infinidad de cocos desperdiciados por una vida llena de horas entretenidamente estériles. Mentes que se pusieron a la altura de los 16, 32, 64, 128 bits de su máquina. Que gran parte de lo que recuerdan se puede meter en unos cuantos KB y un par de millones de polígonos. También están los que decidieron infrautilizar su mente en analógico. Fútbol, básquet, tenis, Formula 1, Moto GP, fútbol, ciclismo, fútbol. Todo esto aderezado con salsa patriótica. Todo pasatiempos para abrir los ojos y desconectar la mente. Muy peligrosos en grandes cantidades. Tan peligrosos que a veces nos desconectan de los pasatiempos que sí nos incluyen a nosotros.
Escribir, pintar, cantar, componer, tocar, bailar, dibujar, follar (¡Oh, no! ¡Ha dicho follar!), actuar, fotografiar (seguro que se me olvida algo). Todo ello requiere que saquemos un pedazo de lo mejor de nosotros, o de aquello que se acerca a lo bueno que tenemos. Nos enseña. Nos enriquece. Y nos exige experiencia. Necesitamos haber vivido antes para hacerlo cada vez mejor. Será por eso que la mayoría de las cosas que hay la lista se me dan tan mal. Asi que me voy a la calle a vivir un rato, que quiero pasar ya de pantalla.

Sean felices, que el verano no es eterno

Ser Romero

sábado, 5 de julio de 2008

La ortografía mola

Escribir bien es cool. Si, en serio, ya no es cosa de filólogos amargados, o quizás es que los filólogos se han vuelto interesantes de repente, no sé, el caso es que tener buena ortografía debería ponerse de moda de aquí poco. Se ha convertido en algo exclusivo ahora que cada vez más gente escribe en lenguaje sms.
No sé si esta pequeña reflexión va hacer que alguien deje de escribir sopas de “x”, “xqés”, “xra” y d+. La verdad, me da igual. Por suerte creo que no viviré lo suficiente para ver horrorizado la primera edición del Diccionario De la Lengua Española en SMS.
Eso si, hay algo que para mí es imperdonable. El dichoso “TQ” y sus múltiples variantes. Tq, tQ, tqm, tkm, ttm, tt… (me sé pocos, debo haber dejado atrás ya la edad del pavo). Vamos a ver. Un sentimiento como el amor. Un sentimiento tan… Bueno, el amor es irracional, no se puede o no se debería describir. Además, no quiero que me veais como un pobre romántico de tres al cuarto. Prefiero que las miles de fans de este blog sigan intuyendo en mi forma de escribir una persona irónica y frívola en la superficie, pero con un gran interior que están locas por descubrir.
A lo que iba, que podéis abreviar el “por”, el “para”, el “por qué”… pero por favor, no está nada bien vulgarizar un sentimiento con un acrónimo. Siempre he pensado que “Te quiero” se dice con todas las letras (incluso con la u de la qu). ¿No tiene más fuerza? “Te quiero”. Comparadlo un segundo visualmente. Interiorizad el mensaje, imaginaos que esa persona tan especial os lo dice de estas dos formas:


tQ

Te quiero

Pensadlo bien. Hay ciertas palabras que son como bombas, y como tales, que menos que hacerlas caer con todo su peso, con todas sus letras. Además, tipográficamente es incluso más bonito. Solo una cosa más. Quizás no sea bueno decir “Te quiero” más de dos veces por semana. Puede que sea mejor esperar a decirlo sólo cuando brota de los labios sin poder contenerse ya. ¿No creéis?

Sean felices, ¡que es verano!

Ser Romero

domingo, 8 de junio de 2008

Remoto

4.15 A.M. Mi querido Focus suena como un gato cabreado por las cuestas de vuelta a casa. A estas horas me da por pensar, por desgracia para aquellos que comparten conmigo esas horas de la madrugada…

-¿Sabes? Creo que en todo lo bueno de esta vida hay que saber poner un límite. Hay que saber cuándo marcharse, cuando ir a por otra cosa. Creo que… (maldito trasto, tendré que bajarlo a segunda…hmmm… ya) creo que las cosas tienen forma de círculo. Sí, todo tiene forma de círculo. El punto más alto y el más bajo se comunican. No es una línea, no. No, es un círculo y entonces, vas subiendo, subiendo, subiendo, hasta que llegas al punto más alto. Entonces, si pasas de ahí, todo vuelve a decaer, y puede llegar al punto más bajo incluso. ¿Qué te parece?

-Sí, es verdad.

-¿Sabes por qué se me acaba de ocurrir esto? Cuando te lo diga pensaras, “menuda chorrada”. Para que veas la vueltas que puedo darle a las cosas.

-A ver, sorpréndeme.

-¿Sabes quien es Barry Gibb?

-Mmmm... no.

-¿El cantante principal de los Bee Gees?

-Ah, vale, sí.

-Vale pues… el otro día, lo imitaron en Muchachada Nui, en una sección que se llama Celebrities. Imitan a famosos y cuentan su trayectoria. Pues el otro día había un gag que decía: “hay que tener cuidado con el falsete, por que si te pasas te se da la vuelta”. Y es una gilipollez, pero mira, si lo aplicas a lo que estábamos hablando… creo que es muy cierto… jajaja.

-Jajaja, qué cosas…

Este diálogo (sí, hago como Platon, utilizo los diálogos para explicar mis pensamientos) me sirve para deciros que no olvidéis nunca este concepto: asociación remota. Asociación remota. Remote Association. Este concepto nos dice que de la cosa más idiota se pueden sacar… cosas más idiotas, aunque no tengan nada que ver. Pero molan. Así que no temáis nunca a ser idiotas. Los verdaderos idiotas son los que no lo han sido en ningún momento.

Sean Felices,

Ser Romero

domingo, 11 de mayo de 2008

Intuiciones

Ayer parecía que no pararía de llover nunca. Fue como si alguien allá arriba hubiera cogido un cabreo monumental y quisiera ahogar nuestra tierra. Paradójicamente, a la inmensa mayoría de las personas nos gusta mirar a través de la ventana en los días de lluvia mientras nos sentimos resguardados de la furia de cielo. A pesar de que ahí fuera el mundo se parece tocar su fin, estamos en paz en el calor de nuestra habitación. El rugido lejano del agua calma las aguas de nuestra propia mente. Y así puede pasar placenteramente una tarde, debajo de una manta o escribiendo, dibujando, pintando e incluso tomando fotos del diluvio de que repica en la ventana.
¿Por qué? ¿Porque nos sentimos tan bien cuando el poder de la naturaleza debería asustarnos, por mucho que estemos resguardados bajo la luz cálida de una lámpara? ¿No debería asustarnos? Quizás es que la tensión entre la quietud de nuestro rincón y la hostilidad del exterior resulta placentera. Puede ser que la clave esté en la tensión. Disfrutamos de las cosas que se contraponen y chocan de frente.
¿Y qué tiene que ver esto con el diseño? Pues mucho, amigo mío. Porque el diseño nace de las intuiciones que tenemos sobre la relación del hombre con su universo. Todo aquel objeto que nos resulta placentero se apoya en algo tan sencillo y a la vez tan profundo como esto. Si tú también quieres ser designer, no lo olvides. Las grandes cosas no se crean con un simple pliego de condiciones técnicas. El verdadero diseño es el que nos relaciona con nuestro mundo de forma tan perfecta que resulta natural. Así que antes de crear, hay que experimentar… hay que experimentar…

Sean felices,

Ser Romero

lunes, 5 de mayo de 2008

En son de paz

Hoy me he dado cuenta de rápido que camino. Mientras me desplazo del punto A al punto B mi corazón debe ir a unas 80 pulsaciones por minuto. Voy al límite de lo aeróbico, aunque no llegue tarde a ninguna parte. Este mediodía de repente, he parado el ritmo. Tuve esa sensación de quietud que notas después del estruendo de un tren pasando, o algo parecido. Como si una ráfaga de viento se hubiera parado en seco.
Dejé mi mp3 para sentir el murmullo de la ciudad de fondo. Hacía sol, mucho sol. La primavera había llegado semanas antes sin apenas hacer ruido. Me dolían los ojos. No había reparado en ello, pero me dolía des de hace mucho. Y se reflejaba en mi mirada, siempre fija, con el ceño siempre fruncido. Trate de abrir los ojos más que de costumbre. Me costaba. Había pasado media vida con la mirada concentrada en un punto con la fría precisión de un rayo láser. Ahora me sentía más despierto, y creía que los demás me veían más amable.
Por un momento he pensado en ti, y en ti, y en que os daría un abrazo al veros, se me iluminaría la cara como un bobo, y os encogeríais de hombros sin saber a qué venía eso. Hoy tenía la necesidad de reconciliarme con el mundo. Sentir las pequeñas cosas. Sonreir sinceramente, no cómo de Lunes a Viernes. Meterme contigo un rato. Y sobre todo, dejar de defenderme de algo que no sé muy bien que es. Porque no hay mayor indefenso que el que se defiende, que el que se cree atacado. Hoy no quiero remover tu mundo, cómo quise hacerlo otros días, sino encajar en él. Se me fueron las ganas de provocarte. Llevo mucho tiempo poniendo toda mi gracia en destruir el mundo. Es mejor ser constructivo. Así somos más los que nos divertimos.

Sean felices,

Ser Romero

domingo, 27 de abril de 2008

Práctica


Clica sobre la imagen para verla a tamaño completo


“¿yotambienquieroserdesigner?, y donde está el diseño aquí?” Vale, sí. Que a veces publico cosas que no tienen que ver ni remotamente con lo que dije que iba a ser este blog. Así que vamos con un poco de design. Aquí tenéis mi segunda práctica de la asignatura de Diseño. Se trata del anuncio de un teléfono móvil ficticio.
El copy (esto es, el texto que aparece en la pieza) no es mío, que conste. Si no fuera porque se me querían salir los ojos de las orbitas al leer algo tan incoherente i ridículo, me hubiera partido el pecho toda la tarde. “Imagínate sentirte…”. Ole. Eso me recuerda al “cordobés” (si, ese personaje que una vez fue torero) decir aquello de “eh mentazilaze y quereze eh verdá, sano, zé cuerpo, tené potencia, sé felí, querete tu mismo a querete tu muxo, porque quiereh tambien al que tieneh a tu lao y entonceh si que sale todo de verdad de deporte”. Si alguien no lo recuerda, aquí teneis el enlace, no tiene desperdicio: http://es.youtube.com/watch?v=Ig0PQ2IhHZA
Y bueno luego esta eso de “¿recuerdas la experiencia del 3D?”. Ay dios. Para aunar la idea de sentirse con un niño con la experiencia del 3D se necesitan muchas drogas, o ser muy místico, no sé. Ole y ole otra vez. Esas ideas inconexas, agua y aceite, me revolvieron un buen rato las neuronas a ver si encontraban una asociación mínimamente coherente. Entonces apareció en mi mente un joystick, el clásico joystick de las consolas de los ochenta. La fascinación de quien hace unos años fue niño por ese aparato de 8 bits que emitía luces, colores y músicas estridentes mientras uno iba matando marcianitos.
Tuve la estúpida idea de que podría hacer un anuncio que se asemejara a la estética de las piezas que inició Bernbach para Volkswagen y que sigue haciendo la agencia DDB. Aquí tenéis unos cuantos ejemplos: http://www.terra.es/personal2/ignirav/VW.htm , y la pieza que ha pasado a la historia: http://www.typophile.com/files/131803081_e4ec21dbca_6182.jpg . Es fantástico. Composición simple pero impactante. Simple…. e impactante.
Después de un buen rato intentando hacer algo así, de mirarlo del derecho y de revés, me di cuenta de que sólo era un alumno de primero y que para hacer cosas así me quedaban muchas horas de vuelo. Así que se me ocurrió representar la idea de emoción de un niño a través del espiral de colores que aparece en el fondo para darle un poco de fuerza. Repito. La emoción de un niño… la emoción de un niño. ¡No los efectos del LSD, aunque lo parezca!.
Bueno, eso es todo. Sé que este post no ha tenido gracia ninguna, pero este fin de semana no doy más de si. Vendrán cosas mejores, que la primavera aun ha de dar para mucho…

Sean felices,

Ser Romero